VII. La Perturbación

oema: Y acá el séptimo.

¡Son éstas las lágrimas más tuyas
puesto que desde tu corazón
emanas el poder de la duda
que destruye mi caída razón!
Sufre, pues sufre, al ver sangre
derramada pornuestra rotura;
gime, pues gime, tu derrame
destruye del hombre la locura.

Ha sido mi culpa tantas llamas
que acaloradas flambean personas
y edificios sin ninguna alarma.
¿Acaso mi ignorancia devora
cual la avaricia que destroza?
¿Acaso mi pérdida no olvida
que mi ser fue también rosa?
¡Seguro es el final de la vida!

Mis sentimientos entrelazados
han logrado en mis movimientos
una infinidad de acantilados
que aseveran todos los miedos.
Pues debido a mi reciente aborto
de todas mis previas creencias
he logrado el negro adorno
de la destrucción de las ciencias.

En tus ojos está la pasión
esperando la bendición
observando la gran traición
obteniendo su propio perdón.
En mis ojos sólo se ve lástima
que recorre toda la mía cara
y llegan a mi boca las lágrimas
mezclándose en mi risa macabra.

Las cenizas caen de los cielos,
y yo temo por los ya muertos;
¿por qué no ayudas con tus besos
a los hombres que mueren en rezos?
¿Tienes miedo de la vida?
¡Porque yo ya estoy en mi lecho
y por más que sigas escondida
no existe tu ser… lo perfecto!